Dibujos: Weberson Santiago/Arquivo da Editora
Les informamos que iba Caperucita Roja por el bosque
cuando se le apareció el lobo, que le preguntó lo que todos sabemos:
_ ¿Adónde vas, Caperucita?
Y
ella le contestó, como también todos sabemos, que iba a llevarle la cena a la
abuelita, que estaba enferma en la cama.
El
lobo entonces le indicó a Caperucita un camino más corto para llegar a casa de
la abuelita, antes de que anocheciese, y él voló por un atajo para llegar a casa
de la abuelita antes que su amada nietecita, es decir, Caperucita Roja, y
etcétera, etcétera, etcétera.
¡Qué
les voy a contar a ustedes!
Y
así, un día y otro día, hasta que un último día no apareció el lobo para
preguntarle a Caperucita adónde iba, lo que trastornó la mente infantil de la pobre
niña.
Resumiendo,
que ocurrió lo siguiente: Caperucita era mucho más astuta de lo que se
imaginaba el pobre lobo y al oír sus consejos iba corriendo a casa de su
abuelita por un atajo más corto que el que le aconsejaba el ingenuo animalejo,
y llegaba antes que él. Una vez en casa de su abuelita, Caperucita Roja cogía un
hacha enorme con el que cortaba la cabeza al pobre lobo cuando decía lleno de
su ingenua perfidia:
_ Abre abuelita que soy yo, Caperucita
Roja.
Luego
asesinado vilmente el pobre lobo, Caperucita con ayuda de su abuela, que no
estaba enferma ni nada, lo despellejaba, lo descuartizaba, cogía las partes más
blandas y sabrosas del pobre bicho y las guisaba para la cena después de
arrojar el resto a un pozo.
Y
así, un día y otro día y otro día, Caperucita y su miserable y degenerada
abuela se fueron comiendo todos los lobos del bosque hasta que no quedó ni uno.
Lo que provocó las sospechas del grupo ecologista local, que denunció la
desaparición de los lobos a la guarda civil, que inmediatamente se puso en
acción y tras derribar todas las puertas de la comarca descubrió la trama
criminal que les hemos narrado.
Y
esto es cuanto teníamos que decirles a ustedes, querido lectores.
P.E.: Naturalmente, como ustedes habrán sospechado, Caperucita
llevaba siempre la cesta vacía, lo que aumenta, por su premeditación, la maldad
de la condenada jovencita, que además era drogadicta y corruptora de mayores.
VOCABULARIO:
Hacha: machado
Guisaba:
cozinhava
Arrojar: jogar
fora
Bibliografía: MARTÍN, Ivan. Síntesis: curso
de lengua española: ensino médio. São Paulo: Editora Ática, 2010.
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